The Haunting (1963) – Spanish

The Haunting (1963)

escrita por Nelson Gidding

basada en la novela The Haunting of Hill House por Shirley Jackson

dirigida por Robert Wise


Recuerdo una noche que, estando solo en mi cuarto, vi con toda claridad la enorme cabeza de un degollado, justo encima del marco de la puerta. Fue horrendo. Tendría yo unos ocho años. Hoy, el recuerdo de esta visión es tan real como, por ejemplo, el rostro de la niña de la que me enamoré en el autobús escolar. Fue algo que viví. En el caso de la chica, ella sí estaba ahí. En el de la cabeza, supongo que no. Pero eso no cambia el hecho de que ambas cosas las vi. Y es que… ¿quién, alguna vez, no aceleró el paso para salir de una habitación donde “escuchó” un raro murmullo, “sintió” un extraño frío o “vio” una sombra fuera de lugar?

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¿Qué fue ese ruido?

¿Por qué viene esto al caso? Por The Haunting, la extraordinaria película de terror donde un científico, estudioso de fenómenos paranormales, convoca a un selecto grupo de individuos (son sólo tres) a pasarse unos días en Hill House – una mansión con fama de estar “embrujada” o “poseída” – para documentar el efecto que la casa tendrá sobre ellos.

Robert Wise, uno de los grandes en la historia del cine, dirigió The Haunting después de – nada más y nada menos – West Side Story, y antes de – nada más y nada menos – The Sound of Music. Wise era un director de detalles. Para él, la manera en que un actor se sirve el café y el tipo de cafetera dicen tanto como el diálogo que sostiene cuando lo hace. Él fue la opción perfecta para convertir a la mansión Hill House en todo un personaje. La escenografía y la iluminación crean una atmósfera pesada y gótica, pero creíble. La película, en blanco y negro con mucho contraste, te hace sentir en un ambiente oscuro y, sin embargo, se distingue cada detalle.

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Theodora (Claire Bloom) y Eleanor (Julie Harris) se enfrentan a lo desconocido.

La estrategia de los espacios laberínticos aquí es magistral. Igual que los personajes, te sientes desorientado. No sabrías cómo llegar de un sitio a otro de la casa. Además, las habitaciones y los salones no tienen formas ni ángulos normales. Más que un lugar terrorífico, es un lugar incómodo. Y cuando estás incómodo, sientes incertidumbre, y de ahí pasas fácilmente al miedo. En la dirección de Wise abundan los picados, contrapicados y violentos close ups sobre los personajes que te colocan a ti en el punto de vista de una mansión que vigila y acosa a sus huéspedes; y que, sin decirles una palabra ni tocarlos, juega con sus emociones.

La casa hace ruidos, sopla corrientes de aire frío, tira puertas y tiene espejos en lugares claves para que te asustes con tu propia imagen. Cosas que todas las casas hacen (sobre todo si son viejas), pero ésta lo hace más y en los momentos indicados para que sientas que es a propósito, que quizás hay una consciencia detrás de lo que está pasando. ¿Fantasmas? ¿Hay alguien más en la casa que nos quiere asustar? ¿Son sólo casualidades?

Los tres conejillos de indias son todos personajes muy bien definidos. Luke (Russ Tamblyn): sarcástico y escéptico. Algún día heredará la casa. Theodora (Claire Bloom): extrovertida, moderna y probablemente lesbiana. Eleanor (Julie Harris): la insegura solterona que luego de cuidar a su madre enferma durante años, sin poder socializar ni hacerse de una vida para sí misma, al morir la madre se haya desamparada, sola y al borde un colapso nervioso. Eleonor encuentra en la invitación a una posible mansión embrujada el estímulo para seguir viva. Su relación con la casa termina siendo la columna vertebral de la película. Eleonor es la protagonista. La casa es la antagonista. La casa parece ensañarse con ella. Digo “parece” porque no te dan pruebas totalmente sólidas de ello. La pobre Eleonor podría estar interpretando mal los eventos. Es la primera aventura que tiene en su vida y necesita ser el centro de la acción. O quizás tiene razón y la casa sí la quiere para ella.

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Caras en el papel tapiz.

Cuando éramos niños (y quizás aún), en la noche le otorgábamos formas de animales, monstruos o fantasmas a los objetos de nuestra habitación y a las sombras que proyectaban. Los niños están programados para suponer peligros en la penumbra. El cerebro de un pequeño nacido hoy es igual al de uno nacido hace 10.000 años. Lo que es el terrorífico contorno de una rama (o de una lámpara), pudo haber sido una serpiente. Estar pendiente de esas posibles fuentes de peligro mantenía a los niños junto a los adultos y alerta ante los predadores… y salvó a nuestra especie. El problema es que nuestros genes no se han adaptado a la seguridad de la luz eléctrica y de los ambientes no silvestres. Los niños siguen buscando monstruos en la noche. Cuando crecemos, aprendemos a controlar esos temores, pero no completamente.

The Haunting explota nuestros miedos más básicos e instintivos. Para mí, la casa no está habitada por fantasmas, o quizás sí. Sólo sé que mientras veía la película mi adulto racional luchaba con mi niño natural… y fue maravilloso.

Los que no hayan tenido la suerte de haber visto The Haunting aún se preguntarán por los disfraces, maquillajes, efectos visuales, etc. Después de todo, se supone que es una historia de fantasmas. Bueno, excepto por una puerta que se curva un poco, los efectos especiales consisten en lo que ya describí. El tipo de efectos que no envejece: la excelente dirección de Robert Wise. No hay nadie disfrazado de monstruo o espíritu, ni hay, por supuesto, efectos generados por computadora. ¿Cómo sabemos que la casa está poseída? Tendrías que ver la película y concluir si lo está o no. Es una decisión totalmente personal.

Calificación: ****

Rogelio Rodríguez

P.D.: Hay otra The Haunting (1999). La vi e iba a compararlas, pero no lo vale. También leí el libro de Shirley Jackson, 1959. Está bueno, pero creo que la historia fue mejorada para la película.

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