The Hitcher (1986)

escrita por Eric Red

dirigida por Robert Harmon

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La primera vez que vi The Hitcher fue en los ochenta. Recuerdo que me sentí fascinado por lo implacable que era la película. Cierto que la historia no puede ser más simple: un joven conduciendo desde Chicago hasta San Diego recoge en el camino – o le da un aventón – a quien resultará ser un asesino en serie con afición por maquinaciones psicológicas. Así se inicia un juego de “el gato y el ratón” donde pareciera que el asesino siempre lleva la ventaja (de manera asombrosa y al borde de lo imposible, como un Michael Myers moderno), haciendo que el chico casi enloquezca. Pero te das cuenta de algo: lo que el asesino busca en realidad es la persona “indicada” para que lo mate a él.

Siempre pensé que la película estaba por encima del promedio en su género, y la he revisitado varias veces desde entonces. Creo que aparte de unas pocas secuencias algo tontas, se sostiene bastante bien.

Viéndola de nuevo, quedé convencido de que la mayoría del crédito está en manos de Rutger Hauer como el asesino y de C. Thomas Howell como Jim, el conductor victimizado. Existe una química entre ellos que resalta los matices del guión de Eric Red. Intuimos – con cierto temor – que el gran combate entre ambos está de alguna forma predestinado, y que al enfrentar a este formidable oponente, el jovencito se volverá un hombre (nos presentan señales sutiles de atracción que refuerzan la conexión tan particular entre los dos personajes).

Existen otros dos héroes menos vistosos en The Hitcher: la cinematografía de John Seale y la banda musical de Mark Isham, perfectamente balanceadas por el director Robert Harmon. Largas e imponentes vistas del medio oeste estadounidense se alternan con piezas sonoras minimalistas que le brindan a la película una sensación existencial: La carretera en el desierto se vuelve una metáfora sobre la madurez y la única manera de detener al monstruo es transformarse en un monstruo. Quizás estoy exagerando un poco – esto no es Bergman. Está más en el ámbito de las mejores películas de John Carpenter, incluyendo The Thing (1982). Pero, para una película de terror de segunda categoría, es una meta bastante digna.

Lo más memorable de la película es una aterradora secuencia donde el personaje de Hauer secuestra a una mesonera llamada Nash (interpretada por Jennifer Jason Leigh), la amarra entre dos camiones, se coloca tras el volante de uno de ellos, y amenaza con soltar el freno. Si la policía le dispara, el camión arrancará y despedazará a la mesonera (¿nadie quiere escurrirse y cortar rápidamente las cuerdas?). Sólo Jim puede convencer al asesino de no hacerlo. Imaginen lo que sucede.

No recojas extraños.

Calificación: ***

Carlos I. Cuevas