Greystoke: The Legend of Tarzan, Lord of the Apes (1984) – Spanish

Greystoke: The Legend of Tarzan, Lord of the Apes (1984)

escrita por Robert Towne y Michel Austin

basada en la novela Tarzan of the Apes por Edgar Rice Burroughs

dirijida por Hugh Hudson


A menudo practico un tonto juego mental – creo que muchos fanáticos del cine lo hacen – que consiste en mantener en mi mente una lista de las X películas más importantes para mí (en mi caso, X = 10). Por supuesto, esta lista ha ido cambiando con el tiempo, a medida que algunas películas vistas más recientemente me importan más que otras vistas con anterioridad. Pero hay un film que, desde que lo disfruté por primera vez hace ya 30 años, no ha querido salir de la lista: Greystoke: The Legend of Tarzan, Lord of The Apes.

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John Clayton (Peter Kyriakou) con su madre adoptiva.

Que conste que dije “X películas más importantes para mí”. No es una lista de las mejores obras cinematográficas que haya visto. Aclaro esto porque Greystoke está lejos de ser una película perfecta. Pero si la ves, quizás estarás de acuerdo conmigo en que tiene cualidades que son no sólo grandiosas, sino únicas. No creo que se haya hecho otra película que se le parezca. Ni siquiera otras películas de Tarzán se le parecen.

El inicio de la historia es conocido: A finales del siglo XIX, un rico y joven miembro de la nobleza británica, John Clayton (o Lord Greystoke), parte con su esposa en una expedición hacia África, pero el barco naufraga en algún remoto lugar de la costa del “continente negro”. John y su esposa deberán sobrevivir por su cuenta en la densa selva tropical, muy cerca de una comunidad de grandes simios (por favor… no les llames monos). La pareja muere poco después de tener un niño. Entonces una madre gorila, que acababa de perder su pequeño, adopta al bebé humano. Este crecerá y terminará convirtiéndose en el líder de la manada… el rey de los simios.

En los blogs donde se comenta sobre la película, esta parte, la de la crianza de Tarzán en la jungla, es la que suele generar más controversia. Algunos la consideran una fase muy larga en el film y poco creíble. Estoy en completo desacuerdo. Valientemente, el director Hugh Hudson desarrolla con lujo de detalles la historia de cómo un individuo madura hasta convertirse en el jefe de una comunidad donde todos son físicamente mucho más fuertes que él (en la realidad, los chimpancés son unas cinco veces más fuertes que nosotros, y los gorilas son más fuertes aún). Son más de treinta minutos intensos, a pesar de la falta de diálogo. Aquí vemos a Tarzán niño crecer como el chico distinto y debilucho del grupo, que cual nerd de escuela tiene que sobrevivir aprovechando sus ventajas (inteligencia, habilidad manual, etc.), antes de que sus desventajas lo maten. Es una historia de aprendizaje y ascenso, rivalidades y alianzas, tan dramática como si fuese entre humanos. Sólo que, si fuese entre humanos, Hudson no hubiese necesitado hacer cosas como:

– Los simios (una especie inventada para la película, a medio camino entre chimpancé y gorila) son actores disfrazados – bailarines, para ser más precisos – que pasaron semanas practicando los movimientos y posturas de chimpancés reales. El resultado de tanta práctica es notable.

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Rick Baker diseñando un modelo.

– Los disfraces y maquillajes fueron diseñados por Rick Baker, quien devino en el artista de maquillaje más respetado del mundo (se ha ganado siete óscares hasta ahora). Baker ya había recibido un Oscar por su trabajo en An American Werewolf in London (1981) y había sido el responsable de la impactante metamorfosis de Michael Jackson en el corto Thriller (1983). Pero, aunque lo que hizo para el director John Landis en ambos proyectos fue espectacular para la época, esos efectos de maquillaje hoy ya se ven un tanto ingenuos. En cambio, los simios de Greystoke todavía resultan verosímiles. Poco después, Baker se superaría a sí mismo como especialista en simios con sus trabajos para Gorillas in the Mist (1988), Mighty Joe Young (1998) y Planet of the Apes (2001).

– La mayoría de las escenas de esta parte de la historia fueron filmadas de verdad en la jungla africana, específicamente en las selvas del Congo. Cuando vemos al protagonista, Christopher Lambert (Tarzán), y a otros primates balancearse de una liana a otra, de verdad lo están haciendo.

– Los pigmeos que actúan en la película son pigmeos reales. Sí… miembros de una tribu de hombres negros de baja estatura que vivían en la selva y nunca antes habían actuado y quizás nunca habían visto una cámara.

– Hudson usó un par de chicos para hacer de Tarzán a los diez y a los quince años. Los chicos trabajaron muy bien en unos roles que requirieron mucha audacia física. Es una lástima que el director escogiera mantenerlos desnudos, pero usando técnicas algo pobres y de mal gusto para ahorrarnos parte de la desnudez (por ejemplo, un torpe maquillaje que cubre la abertura entre los glúteos cuando el niño se agacha). Pero, como dije antes… la película no es perfecta.

– Y lo más importante: todos los comportamientos asombrosamente humanos que observamos en los simios de la película se adaptan muy bien a lo que se ha descrito hasta hoy en libros y documentales sobre orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos. La verdad es que el film fue muy avanzado al respecto. En Greystoke se muestra la habilidad de los simios para crear y usar herramientas. Esto – gracias a los documentales que Jane Goodall venía haciendo desde los años sesenta – era relativamente conocido para cuando se produjo la película. Pero en Greystoke también se dramatiza cómo los simios practican la teoría de la mente (la capacidad de colocarse en la situación de otro individuo, de pensar en lo que el otro está pensando) y la compasión, siempre en difícil equilibrio con la ley del más fuerte; cómo reconocen y quieren a familiares y amigos luego de años sin verlos, y hasta cómo manifiestan conciencia de la muerte. Sí… todo esto es común a humanos y a simios. Y si bien hoy es relativamente popular saber que nuestros primos cercanos son tan cercanos, en los ochenta Hudson se arriesgaba a que su historia fuese malentendida por el público.

No sabemos cuál sería el resultado de que un bebé humano se criase sólo entre simios hasta llegar a la edad adulta. Nunca ha ocurrido y quizás no es posible. Pero en esta obra cinematográfica lo explican con un grado de verosimilitud prodigioso. ¿Ciencia ficción? Diría que sí… y de la buena.

En fin, durante la primera parte de la película sientes una fuerte conexión con todos los primates (incluido Tarzán). Te importan y no quieres que Tarzán se vaya. Intuyes que eso no resultaría bien para él, pero también intuyes que es inevitable.

Luego de la crianza de Tarzán en la selva, la película nos presenta su primer y dramático encuentro con un hombre blanco (ya ha tenido encuentros violentos con pigmeos), un sobreviviente de una fallida expedición británica. Es su primer amigo que habla. El primero también físicamente parecido a él. Tarzán le salva la vida y lo protege. Pero el amigo, con la mejor intención, cometerá un gran error: convencerá a Tarzán (ahora John Clayton) de irse de la selva, de ingresar al mundo humano y “civilizado”. Lo convence de encontrarse con su abuelo, el dulce padre del joven que años antes salió hacia África y nunca regresó; y de convertirse en el heredero y nuevo Lord Greystoke. A partir de aquí, la película se desvía de la novela. Algunos que esperaban en Greystoke una adaptación literal de la obra de Edgar Rice Burroughs, se decepcionan (no sé por qué). Yo no sólo no me esperaba una adaptación fiel… prefiero la historia de la película.

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Christopher Lambert como Lord John Clayton.

Esta segunda parte del film se ajusta a la premisa “Puedes sacar al individuo de la jungla, pero no puedes sacar la jungla del individuo”. Para John será difícil adaptarse a los refinamientos de la alta sociedad británica (comer con cubiertos y en cantidades moderadas… ¿para qué?). Pero otra premisa que se cumple es: “Las sociedades humanas que fingen más refinamiento, pueden ser en el fondo las más barbáricas”. Para Tarzán la vida en la selva era brutal, pero no se mataba a otros seres vivos por diversión. Sus amigos y enemigos no fingían sofisticación en público para luego comportarse cruelmente contra los más débiles en privado. Más que no poderse asimilar a su nuevo mundo y tomar el lugar que le corresponde en la sociedad inglesa, al joven John le produce repulsión hacerlo.

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Jane Porter (Andie MacDowell) y Lord John Clayton.

Pero está Jane.

Todo ha sido tragedia para él desde que salió de la selva. Se encuentra en una sociedad cuyas reglas y crueldad no entiende. Muere el abuelo humano a quien acaba de conocer. Muere su padre simio (escena asombrosa en medio de Londres)…

Pero está Jane.

En Greystoke, por suerte, no hay escenas de “Yo Tarzán, tú Jane”, pero sí hay pasión y comprensión entre la chica educada en las mejores escuelas de Europa y el chico criado por simios. La escena donde John seduce a Jane en la cama es erótica, poética y… simiesca. Si el joven John Clayton duda de abandonar Europa y regresar a la selva africana, es por ella. No hay nada para él en su castillo. Todo el dinero y el poder que heredó le tienen sin cuidado. Pero Jane no podría sobrevivir en la selva. ¿Quién debe continuar siendo nuestro protagonista, Lord Greystoke o Lord of the Apes?

Las actuaciones son maravillosas. Era la primera película de Christopher Lambert. Su trabajo desborda carisma en un papel realmente difícil. Andie MacDowell (también en su primera película) está muy bien en su rol de chica linda y sofisticada, protectora del buen salvaje, pero a la vez atraída sexualmente hacia él. Ian Holm, como el amigo de Tarzán que sin querer activa sus tragedias, brinda una actuación sin mácula… como siempre. Igual ocurre con el anciano Ralph Richardson, que como el abuelo que recupera a su hijo John a través de su nieto (Welcome back, John…”), inspira inmensa ternura.

Si te gusta la leyenda de Tarzán y quieres verla en una película, esta es la tuya. Si bien no es fiel a la historia de la novela, sí lo es a lo que esta quería decir.

Greystoke: The Legend of Tarzan, Lord of The Apes no pareciera haber trascendido entre los críticos como una de las películas más importantes en la historia del cine. Creo que es una grave omisión. Quienes hicieron posible este film se atrevieron a mucho y lograron bastante.

Calificación: ***½

Rogelio Rodríguez

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